Anhelo (o la Oda al consumismo de los 90's).

Anhelo esa época, de bolsillos inflados, en donde era feliz

Anhelo las Nike plateadas europeas a ciento treinta. Ahora gasto mucho en las Nike, pero no son las mismas…las europeas nunca volverán a puerto nacional.

Anhelo ese tiempo, en donde gastando veinte quedabas como el Duque de Oxford ante una dama. Ahora me da vergüenza invitar, porque el único lugar viable es El Mago. Encima se llena.

Extraño los comics a tres con cincuenta, y los más caros a cinco. Ahora leo los cuadritos de La Gaceta, cuando la compran.

Me entristezco al recordar los jeans Ona Saenz y Kosiuko a cien; y las camisas Absolut Joy a treinta. Hoy me veo obligado a revolver como aquel perro al que le han tirado las sobras las ofertas de fin de temporada.

Recuerdo también al Playstation a ciento cincuenta. Y los Arcades a cero veinticinco. Hoy me navego la vida para buscar emuladores, y volví a usar al Family.

Tengo en mi memoria los CD originales a veinte como caros. Su librito interno, el estampado del disco, su sonido impecable, todo. Ahora escucho los NIPPONIC grabados, que además mi equipo de música se empecina en no leer.

Extraño esos Enero de playa. Camboriu, Bombiña, Dos amores, Ilhota. Viña del Mar, Valparaíso.
Maravillas que solo por cuatrocientos disfrutabas. Los cuatrocientos que se convertian en ochocientos con algo, gracias a la magia del cambio. El año nuevo en el mar, las mulatas en bikini, los churros a la tarde. Si me voy a El Mollar estas vacaciones, estoy hecho, aunque lo único que vea sea coyas coqueando.

Suelto una lágrima al pensar en los televisores de pantalla gigante a mil seiscientos, las filmadoras a mil, los discman a cien. Hoy me consuelo pasando por Castillo de la 25, deteniéndome en sus vidrieras para mirar los Videos de Michael Jakson bailando “Billie Jean”.

Recuerdo esas salidas con amigos en donde con cinco comia una milanesa, bebia un cerveza, tomaba un helado, masticaba un chicle y el excedente lo usaba para ahorrar. Ahora con lo mismo apenas me alcanza para ir y volver en remis.

Anhelo esos años de ficticia paridad, en donde vivíamos en una realidad virtual que nos alimentaba el argentinismo, que nos equiparaba con las destacadas gentes del primer mundo, que nos sacaba de esta pocilga latinoamericana.
Crecí con ella. No encuentro ahora una manera mejor de vivir. Me mal acostumbraron. La época del uno a uno.